El cuido y mantenimiento de un ser querido puede generar disputas no solo entre los hijos del atendido, sino entre familiares directos del asistido. Pues como ya lo hemos hablado en otros posts, seguramente la persona no es consultada en las tomas de decisiones para su bienestar, o es fácilmente influenciable o manipulable por cualquier miembro de la familia. Por eso hoy hemos querido dedicar nuestro espacio para exponer estrategias sensatas que puedan ayudar a las familias transitar este espinoso camino.
Estamos claros que no existe la familia perfecta. Todos tenemos defectos y virtudes. Pero si un hijo adulto se encarga de la mayor parte de las tareas del cuidado de su papá o mamá; o por el contrario, asume los gastos médicos o del cuidado remunerado con poca ayuda de sus hermanos, seguramente comenzará el conflicto.
Es en estos momentos tan delicados donde los resentimientos y las rivalidades del pasado vuelven a surgir, en especial en las relaciones entre hermanos. Sin dejar de lado a otros miembros directos como hermanos mayores o menores de nuestros padres, quienes todavía tienen injerencia en la vida de nuestro familiar o se sienten con la potestad de tomar decisión ante ellos.
Esto es lo que llamamos “luchas de poder” entre los tíos, hermanos mayores y menores que creen saber lo que es mejor para sus padres o familiares, y desean controlar la toma de decisiones sobre su cuidado. Si a esto le sumamos que usualmente los padres suelen preferir que cierto familiar o hijo sea su cuidador primario, esto hace que se reaviven resentimientos en la familia.
Unir esfuerzos y trabajar juntos por el bienestar del adulto mayor es lo ideal. Por eso en nuestra estrategia lo principal es fortalecer el vínculo y mejorar la relación en pro de nuestro familiar.
Tomar la decisión de cuidar en casa al anciano/a o hasta la escogencia del Hogar, residencial o servicio cuidador, debe hacerse en acuerdo familiar y pensando siempre en la tranquilidad y seguridad del adulto mayor. Por esto te sugerimos en primera instancia tomar en consideración el siguiente esquema de trabajo:
1. Fijar una reunión familiar para lograr un consenso
Para ello se debe programar una reunión con todos los hijos del asistido y hasta los hermanos de este, ya sea en persona o por video llamada. Es importante que se entienda que, si bien pueden ser nuestros padres, también son hermanos de nuestros tíos; y existen familias que se manejan o consideran un clan.
En esta reunión se debe hablar de la situación del padre o la madre, sus necesidades de atención, y lo que puede suceder en el futuro. Es importante destacar que lo que se busca es lograr un envejecimiento saludable y digno para él o ella.
Cuando establezcan el acuerdo general, es importante que un miembro de la familia tome la iniciativa de preparar un plan de atención en el que se incluya quién desempeñará cada función. Si alguien hará la mayor parte del trabajo y otros ofrecerán apoyo o cuidados de relevo en caso de permanecer en casa, debe quedar muy claras las funciones. Si estamos hablando de pagos a cuidadoras o algún hogar o residencial es importante aclarar los montos con los cuales se puede comprometer cada miembro de la familia.
Como sabemos que las situaciones pueden cambiar, es menester que al menos cada trimestre, reevalúen lo que está sucediendo con tu ser querido y si han cambiado sus necesidades para poder rectificar el plan según sea preciso.
2. Distribución adecuada de las tareas
Usualmente solemos pensar que lo mejor es una distribución equitativa de las cargas, pero lo ideal es considerar qué familiar es el más idóneo para cada responsabilidad, con base en sus capacidades, recursos económicos, proximidad a la persona, disposición de tiempo y otros factores clave. La flexibilidad hará que tu estrategia sea perdurable en el tiempo ya que la situación de cada persona puede cambiar.
3. Comunicación adaptada a cada uno.
En ustedes estará si establecen un grupo de WhatsApp, se visitan a diario o se llaman por teléfono. Lo importante es mantener al tanto a todos los involucrados en nuestra estrategia de los cambios, situaciones o necesidades del adulto mayor.
4. Pedir ayuda
Si entre todos decidieron cuidar a sus padres en casa y eres el cuidador primario, evita adoptar la posición de irremplazable, pues esto te puede llevar al desgaste físico y mental. Pedir ayuda no quiere decir que no puedas con todo. Debes ser firme y directo, explicar qué necesitas: ayuda económica o un relevo de descanso.
5. Dejar abierta la posibilidad de contratación de ayuda externa
El cuidado de un familiar en grado de dependencia II o III, puede generar estrés, cansancio y sobre todo mucha tensión. Recuerda que la persona que recibe los cuidados sufre más cuando sabe de los sacrificios que sus hijos o hermanos están haciendo por cuidarle y esto hace que su cambio de humor sea una montaña rusa.
Él o ella necesita sentirse bien, amado y sobre todo valorado. Realizar actividades diarias que le permitan oxigenar el cerebro, mantener una nutrición adecuada y sobre todo una asistencia profesional preparada para atender sus necesidades. Muchas veces esto no se consigue en la casa, por esto siempre es recomendable dejar abierta la posibilidad de la contratación de ayuda externa como la que se brinda en el Hogar Schiaffino.
Comentários