Era lo que se repetía Carlos de la Cruz Santana, fisicoquímico de formación y profesor universitario de profesión al ser diagnosticado con Parkinson a la edad de 46 años. A lo largo de su vida el Baloncesto lo había acompañado como deporte. Fue siempre una persona sana y no concebía que a él le tocara afrontar esta enfermedad.
Hoy queremos contar la historia de vida de un hombre que ha tenido que aceptar y luchar por llevar un poco de calidad a su día a día, de la mano con el Parkinson. “Si esto me había tocado en la ruleta de la vida, tendría que adaptarme y no desesperarme ante la nueva situación, para así poder mantener las actividades y las relaciones que dan valor y alegría”, se dijo a si mismo Carlos.
Para de la Cruz, el Parkinson se puede describir como una enfermedad silenciosa. Él fue a una consulta médica con un traumatólogo por dolor en un hombro y pérdida de masa muscular. Realizadas algunas pruebas médicas el especialista lo remite directamente al neurólogo. Dando inicio a esta historia que ya lleva más de 10 años.
Para cuando se dieron los primeros hallazgos Carlos ya tenía una elevada falta de dopamina en su cerebro. Pues había perdido entre un 50 y el 60%de las neuronas productoras de este neurotransmisor más importante del Sistema Nervioso Central. En definitiva, la dopamina regula las funciones de la conducta motora, la emotividad y la afectividad, así como en la comunicación neuroendócrina.
Seguidamente empezó a ver en él “los primeros signos de la enfermedad -temblor en reposo, lentitud de movimientos y rigidez de las extremidades e inestabilidad postural”. El tratamiento con fármacos y terapias paliativas dieron su fruto por algunos años. Posteriormente y debido al aumento de medicación al ir avanzando la enfermedad aparecieron “efectos secundarios indeseables como movimientos involuntarios, somnolencia, insomnio, mareos, confusión mental e hipotensión arterial”- explica Carlos.
Ahí es cuando médicos allegados le “plantearon la posibilidad de una operación para implantarme un estimulador en el cerebro que controlaría los síntomas, proporcionándome mejor calidad de vida. Debido a los avanzados síntomas que presentaba, la intervención tenía que ser vista como una opción viable”.
Por ser una intervención quirúrgica muy delicada comienza la búsqueda de mayor información y la investigación del lugar más idóneo para hacerlo. “De ellas surgió el nombre de la Clínica Universidad de Navarra y, más en concreto, de la Unidad de Trastornos del Movimiento, como uno de sus servicios de excelencia en Parkinson. Nos informamos a fondo en internet, donde se reconocía la importante experiencia y excelentes resultados del equipo de neurólogos en el tratamiento de los síntomas de la enfermedad”.
Luego de solicitar una cita, comienza el viaje de fe, esperanza y muchas interrogantes. “En el momento afronté la operación y lo hice con profunda fe en Dios, con la esperanza de que todo marcharía bien y de que, de este modo, conseguiría mejorar mi calidad de vida”.
“El implante lo realizaron en dos actos quirúrgicos distintos, entre los que mediaron cuatro días. En la primera de las cirugías me sedaron, pero no del todo, porque debía estar consciente para ayudar al neurocirujano y a los neurólogos a encontrar el lugar más idóneo para implantar los electrodos de estimulación”- cuenta el paciente.
“La segunda cirugía era necesaria para implantar la batería, a la que se conectan los electrodos (…). La batería además de la fuente de energía, contiene el sistema de programación de los estimuladores. En los días siguientes me programaron los electrodos con lo que obtuve una gran mejoría tanto de los síntomas de la enfermedad como de las complicaciones que me habían inducido los fármacos”.
Por último, Carlos de la Cruz nos cuenta cómo ha sido capaz de superar todas las dificultades que le ha traído padecer esta enfermedad desde los 46 años: “Con paciencia y amor. Tengo una hermosa familia que ha estado a mi lado de forma incondicional desde el principio. Además, tengo la fortuna de tener excelentes amigos que me han acompañado en tiempos difíciles. Trato de vivir en un estado de “solidaridad gozosa”.
En el Uruguay el Ministerio de Salud Pública (MSP) presentó un plan piloto de operaciones de estimulación cerebral profunda, en el Hospital de Clínicas para pacientes con enfermedad de Parkinson en setiembre de 2022. Las intervenciones serán financiadas por el Fondo Nacional de Recursos.
Con anterioridad el Profesor y Doctor Ricardo Buzo (1952-2022), en vida, lideró desde 2006 al grupo de estudio de cirugía del párkinson en Uruguay. Lograron analizar a 440 pacientes y operar 48 con total éxito.
Historia sacada de la página oficial de la Clínica Universidad de Navarra. Hacé clic aquí para ir a la nota original.
Información de Uruguay extraída de la página oficial del Ministerio de Salud Pública. Hacé clic aquí para ir a la nota original.
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