Muchos consideran que la religión y espiritualidad son sinónimos, pero en realidad no lo son. La religión es institucional, estructurada y con rituales y prácticas más tradicionales. La espiritualidad es intangible e inmaterial puede referirse a sentimientos, pensamientos, experiencias y comportamientos relacionados con el alma o con la búsqueda de lo sagrado. Lo cierto es que al llegarse a los años dorados ambas practicas son positivas para transitar los últimos caminos de la vida.
Hay personas que rechazan la religión tradicional, pero se consideran espirituales. Claro está, que cuando se llega a la tercera edad el nivel de afiliación es mayor, pues se tiene mayor tiempo para asistir a los servicios religiosos de manera diaria o semanal. Y ahí comenzamos con una de los primeros beneficios, pues para una persona adentrada en edad la comunidad religiosa es la mayor fuente de apoyo social informal, ya sea la iglesia, el templo, la parroquia, la comunidad religiosa, además de que es una de las organizaciones que cuenta siempre con actividades de voluntariado social.
Los diferentes libros, versículos o textos que podemos encontrar en la biblia pueden ayudar a crear una actitud positiva y de esperanza sobre la vida y la enfermedad, que tiende a llevar a unos mejores resultados de salud. Un significado y un propósito en la vida, que afecta a las conductas relacionadas con la salud y las relaciones sociales y familiares a la par de una mayor capacidad para adaptarse a las enfermedades y las discapacidades.
En un estudio realizado en Estados Unidos a un nutrido grupo de personas mayores, estas afirmaron que la religión es el factor más importante que les ha permite hacer frente a los problemas de salud física y tensiones de la vida, como la disminución de sus recursos económicos o la pérdida de un cónyuge o pareja.
El que las creencias y prácticas religiosas cultiven amistades y redes de apoyo social, aumenta la probabilidad de que las personas mayores detecten enfermedades a tiempo y de que a su vez cumplan con los tratamientos, porque los miembros de la comunidad actúan como supervisores al hacer preguntas sobre la salud y la atención médica que esta teniendo. Este es un factor que en definitiva ayuda que las personas mayores no se descuiden.
La religiosidad potencia y contribuye a la experiencia espiritual, lo que a su vez puede generar en el anciano un sentimiento de paz interior dando sentido a los procesos vitales que experimenta su vida sin ningún tipo de estrés. Es decir, los problemas físicos, psicológicos, sociales y ambientales propias de la vejez se van a tolerar de manera positiva cuando se dispone de recursos religiosos y espirituales en el entorno donde se vive.
En el Hogar Schiaffino promovemos los espacios espirituales y religiosos. Todos los sábados a las 15hrs contamos con nuestra misa abierta a toda la comunidad.
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