La pérdida de apetito en personas mayores es muy habitual entre la población. pues con el paso de los años, los cambios emocionales y físicos terminan afectando los digestivos.
Según algunos especialistas, el 90% de las personas mayores de 80 años presenta alteraciones en el apetito. Determinar correctamente si esta falta de apetito se debe a la edad o a alguna patología se vuelve todo un reto.
La disminución en la actividad física de la persona mayor, conlleva a su vez a la reducción en un gran porcentaje de las necesidades energéticas del cuerpo.
A esto hay que sumarle que el sentido del gusto y del olfato también se ven afectados con el paso de los años, redundando en la falta de interés por la comida. Y si a estas situaciones le sumamos otros inconvenientes como los impedimentos físicos u otras enfermedades, el problema se complica.
Cuando nos encontramos frente a una persona mayor con falta de apetito es necesario tomar acciones de manera rápida para evitar una malnutrición y carencias nutritivas. Esta falta de apetito en la vejez se llama Hiporexia.
Las causas más comunes de la pérdida de apetito en la tercera edad son:
Ansiedad.
Infecciones.
Falta de ejercicio y sedentarismo.
Algunas enfermedades.
Tratamientos.
Fármacos.
Si las causas de la Hiporexia son anímicas, producto de la ansiedad y depresión, es importante que las personas mayores tengan compañía de calidad y que estas se preocupen de cocinarles platos que les guste para hacer que disfrute de comer.
Ahora bien, si la pérdida de apetito se debe a patologías, trastornos o enfermedades relacionadas con la vejez estas deben ser atendidas por los especialistas y supervisadas de manera inmediata para que no llegue a trascender en la fatalidad.
El gran problema de la hiporexia es que es difícil de detectar es por ello que tanto cuidadores como familiares siempre deben estar atentos a la alimentación de la persona mayor. Algunos consejos que podemos darte para tomar en consideración y motivar el apetito son:
Reducir las porciones y aumentar la cantidad de veces que se come durante el día.
Prestar atención a sus gustos.
Incluir alimentos que puedan aportar mucha energía y variedad de nutrientes.
Acompañar las comidas con bebidas que aporten vitaminas, minerales e incluso proteínas.
Cuidar la temperatura de los alimentos, es mejor optar por comidas templadas.
Variar la dieta en todos los aspectos: cocciones, sabores y texturas.
Es importante tomar en cuenta sus limitaciones a la hora de tragar o masticar para los tamaños de corte de los alimentos.
Esperamos que estas recomendaciones sean de utilidad para poder minimizar las consecuencias de la falta de apetito en tu familiar y evitar graves problemas que perjudiquen la salud del anciano.
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