En el Hogar Schiaffino a propósito del mes de la nostalgia utilizamos la terapia de reminiscencia para personas mayores y hoy queremos compartir con vos su importancia.
Quizás nunca los propietarios de la recordada CX 32 Radio Mundo, quienes organizaron un baile con música “vieja” un 24 de agosto de 1978 -aprovechando el feriado del día siguiente- se imaginaron que la fecha y festividad se institucionalizaría en el país quedando como La Noche de la Nostalgia. Seguramente tampoco conocían que esta actividad formaba parte de una de las técnicas de estimulación cognitiva que tiene su fundamento en el recuerdo auditivo y vivencial de experiencias pasadas.
Y es que todas las personas tienen recuerdos. Nuestra vida se encuentra llena de sucesos, acontecimientos, hechos, experiencias, acciones, que quedan guardada y debidamente clasificadas en nuestra memoria. Esa categorización viene dada prácticamente por etapas de nuestras vidas, recuerdos de la infancia, los primeros años de la adolescencia, la juventud, la adultez y así sucesivamente.
Es importante destacar que cada persona guarda sus vivencias por los momentos que el considera más importantes y que pueden ser evocadas por medio de objetos, grabaciones, fotografías, melodías, música, videos, imágenes, dibujos, texturas, lugares, olores etc. Este proceso se conoce como reminiscencia y está relacionado en buena parte con la sensación de bienestar para el ser humano.
La reminiscencia tiene un lugar de gran valor en la vida del adulto mayor porque contribuye positivamente en su calidad de vida, principalmente a través del mejoramiento del estado anímico. Puede ayudar al anciano a hacer una revisión de su vida de una forma muy natural y auto reconocerse para que así pueda mantener su identidad.
La reminiscencia, sin embargo, no es una técnica exclusiva de terapeutas, pero sin duda guía por un especialista pueden ayudar significativamente al anciano. Vos y el ser querido a quien cuidás se pueden beneficiar de esta técnica a través de actividades muy sencillas como las dadas en nuestro post de Facebook del pasado domingo.
A ellos, les podemos sumar estás actividades que te servirán como guía práctica para la estimulación de los sentidos:
Estímulos olfativos: Aromas de flores, perfumes, aceites, especies y hasta condimentos, nos pueden evocar recuerdos a través de olfato. El perfume que usaba alguien, el olor de una comida son ejemplos que involucran esta estimulación.
Estímulos gustativos: Saborear platos que solo se preparan en ciertas fechas o acontecimientos familiares son actividades que dan pie a contar hechos de otras épocas, de reuniones familiares o tradiciones ya perdidas.
Estímulos auditivos: Todos los sonidos pueden ser usados como disparadores de recuerdos. La música, los sonidos de la naturaleza, grabaciones radiofónicas y hasta voces particulares.
Estímulos táctiles: Objetos con texturas, telas, rocas pequeñas, conos de pinos, e incluso la loción para manos, pueden activar e iniciar relatos a partir de la conexión mental que logre hacer la persona con el objeto.
Estímulos visuales: Revistas, periódicos, libros, fotografías, piezas de arte, antigüedades, ropa y hasta colores; pueden ser el paso inicial que lleva a la descripción de experiencias y hechos significativos en la vida de las personas.
Todos estamos sujetos a fallas en nuestra memoria y, de vez en cuando, tenemos lapsos mentales, que no son otra cosa que olvidos. Sin embargo, para la persona mayor estos lapsos pueden hacerse cada vez más frecuentes o darnos indicios de que puede estar sufriendo alguna enfermedad degenerativa relacionada con la demencia.
La pérdida de memoria usualmente lleva al adulto mayor a padecer a su vez de ansiedad. La reminiscencia puede ser una herramienta que te ayude a distraer y manejar las conductas disruptivas de tu ser querido. Puede calmarle y darle algo de control pero, sobre todo, proporcionarte una forma de comunicación digna y amorosa.
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