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¿Cuándo sé que mi padre requiere de cuidados especiales?

Esta es una constante interrogante que nuestros lectores y seguidores de las redes sociales. Y es simple y llanamente por el hecho de que en algunos casos es complejo aceptar que nuestros padres necesitan ayuda y más aún que nosotros como hijos necesitamos que nos ayuden en el cuidado de nuestros progenitores.

El envejecimiento es un proceso natural por el que todo ser humano va irremediablemente a pasar si su expectativa de vida es superior a los 70 años. Y porqué hablamos de 70 y no 65 años, como tiene estipulada la vejez la Organización Mundial de la Salud. Pues como ya habíamos comentado en nuestro post de ¿Cuándo se es anciano? la edad varía por género, condiciones sanitarias y estado de salud.


A estos tres aspectos, también hay que sumarle la paciencia o frustración que siente el cuidador -que en muchos casos es un familiar cercano- el cual no comprende en su totalidad el estado de vejez de su familiar. Por otra parte, se le atribuye a la edad la aparición de enfermedades degenerativas, lo cual no es cierto en su totalidad, pues muchas de estas enfermedades crónicas aparecen con anterioridad y solo son diagnosticadas en esta etapa de la vida, pues el enfermo no se realizaba chequeos regulares cuando estaba en la flor de la vida.


Ahora bien, lo que hoy nos ocupa es aclararle a Matías la interrogante con la que abre nuestro blog, ¿Cuándo sé que mi padre requiere de cuidados especiales?


En una primera instancia hay que reconocer cuáles son los factores determinantes para que un adulto mayor deba recibir ayuda por parte de un cuidador especializado o ingresar a un residencial u hogar. Estos son: Factores físicos, factores psicológicos y factores sociales.


Cuando hablamos de los factores físicos, estamos tomando en consideración los asociados con la edad, no los causados por accidentes o enfermedades antes de la tercera edad. Es decir, los que se dan cuando el adulto mayor se ve imposibilitado a realizar actividades que solía hacer de manera cotidiana y sencilla a causa de la disminución o pérdida total de las habilidades motrices, visuales o auditivas.


En cuanto a los factores psicológicos a tomar en cuenta están los generados por trastornos del estado de ánimo o cambios abruptos emocionales, alteraciones en la memoria de corto plazo y constantes episodios de depresión.


Por último, los factores sociales. Estos tienen que ver con el espacio que habita la persona mayor y los ingresos económicos para sostenerse. Al igual que la falta de atención por parte de familiares o la soledad.


Si alguno de estos tres factores converge en la vida de tu padre o madre es importante tomar las medidas necesarias para mitigar desenlaces fatales por descuido u omisión. En la identificación de la fragilidad real y el grado de dependencia del adulto mayor, radica la posibilidad de dignificar la vejez.


En el Hogar Schiaffino garantizamos la seguridad, la comodidad, la felicidad, la salud y el bienestar de las personas mayores. Más de un siglo de experiencia brindando atención a la tercera edad, es nuestra mejor carta de presentación.


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