No importa si se es un cuidador profesional o si por ayudar aun familiar te conviertes en cuidador. Lo cierto es que debe haber un balance a la hora que se asumen estos retos de manera profesional o por vocación.
Muchas veces la persona que se convierte en cuidador principal de un familiar o hasta de un residente en el caso de ser profesional o encontrarse cumpliendo funciones de cuidador para un residencial u hogar; no ve la situación con perspectiva de futuro porque atiende a la inmediatez de las necesidades.
Si el cuidador es un familiar muy pocas veces entiende o es consciente de que, sobre él, va a recaer la mayor parte del esfuerzo y las responsabilidades del cuidado. De que esta situación puede extenderse en el tiempo sin darse cuenta y que lo más probable es que la persona cuidada cada día exija más dedicación.
Si se es un profesional que forma parte de un residencial o un hogar; el equipo técnico velará por la ocupación de horas necesarias para cumplir sus funciones y también poder tener tiempo de ocio en su vida.
Sin duda muchos cuidadores asumen responsabilidades que los pueden desbordar por su gran pasión y entrega laboral. Lo que puede repercutir en su propio bienestar. Compromisos de tareas por encima de sus capacidades. No aprovechar toda la ayuda disponible. Restar tiempo de descanso propio y compartir socialmente. Descuidar su alimentación por vigilar la alimentación del familiar. No tener tiempo de ocio u descuidar o restar importancia a los problemas de salud propios de él o ella. Pueden ser alguno de los puntos que se dejan pasar por velar por el bienestar de nuestro familiar o residente.
Por eso es importante que las cuidadoras y cuidadores cuenten con todo el apoyo que puedan para lograr mantener un estado de salud óptimo y puedan identificar y atender sus propias necesidades, así como afrontar con fortaleza emocional los problemas y las dificultades diarias que surgen como consecuencia de esta noble tarea.
Tener el conocimiento de la situación real en cuanto a la salud de la persona dependiente es primordial, pues así ya usted sabrá a qué enfrentarse y cómo prestar los cuidados sin que se afecte su estado de salud física y mental.
Las responsabilidades del cuidado deben compartirse con otros familiares o servicios de cuidados privados. Para que usted pueda dedicarse más tiempo a sí misma haciendo cosas que le gusten como leer, escuchar música, pasear, descansar o practicar relajación. Mantenga el contacto con sus amigos y cuide las relaciones familiares con la pareja y los hijos.
Los cuidados que se procure el cuidador son tan importantes como los cuidados que el familiar dependiente necesita. Cuidar de sí mismos es la mejor manera de mejorar nuestras capacidades para atender apropiadamente las necesidades de nuestro familiar.
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