“Es importante fomentar que los adultos mayores cuenten sus experiencias de vida a las nuevas generaciones, de manera que el testimonio de unos ayude al desarrollo espiritual de otros y puedan caminar juntos”- S.S Francisco, 2018.
El Proyecto Aprendiendo Juntos que actualmente se está realizando en el Hogar Schiaffino trae consigo grandes beneficios, no solo para nuestros residentes, sino para los jóvenes que participan en ello; pues les crea una solidaridad intergeneracional. Esto les permite aprender de las experiencias de los demás y conocer realidades que de otra manera no sería tan fácil saber.
Gracias al trato con personas de otras generaciones se rompen barreras sociales y se comienza a ver al otro como un igual, logrando un aumento de respeto mutuo. Esto es quizás uno de los mejores beneficios que hay tanto para el adulto mayor como para el joven.
Enumerar las ventajas que trae consigo las relaciones intergeneracionales para las personas mayores nos llevaría varias horas, por eso hoy solo te nombramos algunas de ellas:
Las personas mayores, al transmitirles su cultura y conocimiento a los chiquilines, se sienten útiles.
Adquieren nuevos conocimientos al tratar con personas de otra edad por lo que mantiene el cerebro activo y el estado cognitivo en buen estado.
Aumenta la autoestima y la autoconfianza; incrementando su vitalidad y disminuyendo los pensamientos negativos.
Reduce el sentimiento de soledad.
Se sienten valorados.
Con todo esto, se potencia el envejecimiento activo.
Ahora bien, como habíamos dicho el beneficio es mutuo y la juventud que se relaciona con mayores crece mucho a nivel personal gracias a esta experiencia. Por eso podemos afirmar que las ventajas para los chiquilines son:
Se rompe mitos y prejuicios hacia la vejez entre las personas jóvenes.
Se destruyen barreras y comienzan a verlas como lo que son: seres humanos que merecen respeto y consideración al igual que ellos.
Aumenta la empatía al poder visibilizar los problemas con los que se encuentran y conviven las personas mayores, llevándolos a querer cambiarlas.
Comienza a valorar las experiencias, pues conocen de primera mano el punto de vista de alguien que lo ha vivido.
Aumenta la responsabilidad social entre los jóvenes.
Lo mejor de todo es que llevar a cabo una actividad intergeneracional es más fácil de lo que parece y más cuando el anciano está en nuestra casa o vive con nosotros. Muchos momentos de nuestra vida diaria se pueden adaptar para hacerlas con nuestros abuelos. Tomar un café o un té, hacer jardinería, ver TV, ir a Misa, cocinar, juegos de mesa, entre otros.
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