Encontramos inspiración en nuestra historia
Una casa hogar con más de un siglo de historia
El Hogar Schiaffino está ubicado en una enorme manzana de 3.000 metros cuadrados sobre la calle Trápani. Comprende una casa señorial con un parque de árboles centenarios y un edificio anexo donde funciona actualmente el hogar.
30 años de esplendor veraniego.
En 1870, don Pedro Piñeyrúa, accionista del ex Banco Comercial, promotor del Jockey Club y saladerista, vio cristalizado su sueño de construir una casa de veraneo en las tierras de las márgenes del arroyo Miguelete. Predios que, al comienzo del siglo 18 se distribuyeron entre los primeros pobladores para la producción, cambiando su finalidad a fines del mismo siglo y convirtiendo estos terrenos en villas y quintas familiares.
Al ser padre de 16 hijos, la construcción requirió de 25 mil metros cuadrados para alojar a familiares y amigos. Lo que permitió que el futuro de la casa pudiera tener un destino más noble.
Su construcción imponente marcada por las tendencias de la época estuvo a cargo de artistas, constructores, arquitectos y artesanos italianos y franceses. Sus pasillos con mármol de carrara, cristales biselados de Saint Gobain, maderas nobles y porcelanas importadas, junto a molduras exclusivas para la mansión, la hicieron la casa de retiro ideal para los montevideanos. Su magnificencia la llevaron a convertirse en Patrimonio Nacional en 1974.
Su destino de esparcimiento familiar duró pocos años, ya que la casa fue cedida como parte de pago de deudas que su dueño tenía. Entre los primeros propietarios figuran nombres como el de Francisco Piria, quién la adquirió, pero al poco tiempo también la vendió.
En 1910 fue adquirida, por la Sociedad de Damas de Caridad, fundada por Amelia Ruano de Schiaffino, asociación sin fines de lucro que ha administrado el hogar y lo ha mantenido funcionando hasta el presente. Todo gracias al aporte de sus socios, voluntarios y donantes comprometidos con el bienestar de nuestros huéspedes.
Por muchos años el manejo de sus espacios estuvo en manos de las Hermanas Capuchinas, por eso en sus paredes reposa la imagen de la Beata Francisca Rubatto. Los sentimientos, deseos y legado de la congregación siguen intactos en las paredes del Hogar Schiaffino y se mantienen como ejemplo a seguir para la asistencia, contención y apoyo al adulto mayor.
A más de un siglo...
Hoy el Hogar Schiaffino sigue en pleno funcionamiento, pero no en su casona principal, sino en el edificio anexo, el cual alberga la vida de más de 40 personas mayores, en muchos casos carentes de recursos económicos o con escaso ingresos familiares para su manutención, pero que requieren de una atención profesional y humana de calidad.
Con espacios reciclados y un personal comprometido, cada hombre y mujer que dio su vida por una familia y un país; es atendido con el mayor esmero, dedicación y profesionalismo, según sus necesidades. Disfruta de áreas recreativas y actividades que le permiten vivir con dignidad y sobre todo rodeado de amor, gracias no solo a nuestro equipo de trabajo, sino a los voluntarios que sienten la necesidad de colaborar y mostrar con ello que se puede generar un cambio social.